Una profunda investigación de la doctora Dina Larios presenta evidencia que los manglares de la Barra de Santiago, en el departamento de Ahuachapán, tienen presencia de Arsénico y Cadmio, dos sustancias altamente tóxicas.
Son numerosas las formas de contaminación y los problemas ambientales a los que la sociedad salvadoreña afronta debido a la degradación de diversos ecosistemas. Más aún por diversas industrias que explotan los bienes comunes en El Salvador.
Por tal razón, surge la necesidad de desarrollar investigaciones científicas, para aportar evidencia que puede ayudar a ponerle un freno legal a todo el sector empresarial, que atenta contra naturaleza en el territorio salvadoreño.
La investigación de la doctora Dina Larios, de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, reveló la presencia de Arsénico y Cadmio, dos metales pesados, en los sedimentos y curiles de la Barra de Santiago, en el departamento de Ahuachapán.
Al respecto, Mauricio Sermeño, presidente de la UNES, indicó que “no es lo mismo denunciar de una manera oral, que hacerlo con documentos científicos”.
Según la doctora Dina Larios, hubo dos grandes problemas que incentivaron a realizar dicho estudio científico: el decrecimiento de la población de macroinvertebrados y la alta incidencia de enfermedades crónicas que existen en la población.
“Hicimos un muestreo de varios puntos dentro del estuario de la Barra de Santiago y de los ríos aledaños a la zona que conectan con los manglares. Analizamos el fosfato y el nitrógeno (nutrientes de la tierra), pero lo relevante es que encontramos metales pesados y arsénico”, aseveró Larios.
La investigadora agregó además que existen varias hipótesis del por qué hay metales pesados en la Barra de Santiago: “una de ellas son los restos de la erupción del volcán de Santa Ana, en el 2005, que cayeron en cuencas de ríos, trasladando de esta manera la ceniza a la Barra. También se han destruido suelos de manglares para cultivar caña. En el agua no hay mucha concentración de metales pesados, pero en los sedimentos sí”, externó.
Por su parte, Mauricio Jandres, investigador del Centro de Investigación y Desarrollo en Salud de Universidad de El Salvador (CENSALUD), hizo hincapié que el curil o concha negra (el molusco Anadera Tuberculosa) dio la pauta para identificar que en la zona había sustancias tóxicas.
“Esta especie es muy importante para investigaciones que tienen como meta encontrar metales pesados, porque son organismos que pasan permanentemente en el fango”, concluyó Jandres.