Durante la tercera jornada del Diplomado en Ecofeminismos se debatió sobre la crisis ecológica mundial y sus efectos en los territorios y cuerpos, así como los impactos del extractivismo en la vida de las mujeres.
Redacción: Josseline Roca
El colapso ambiental que se vive en la actualidad ha sido provocado por el sistema patriarcal, el capitalista extractivista, el colonial y el antropocentrismo, los cuales generan la explotación de la naturaleza y de los cuerpos de las mujeres, se reflexionó durante la tercera jornada del Diplomado en Ecofeminismos convocado por organizaciones ecofeministas y ambientalistas.
“Uno de los principales problemas, por los que no logramos salir de esta crisis ambiental es porque seguimos confundiendo los efectos con las causas, y creemos que el Cambio Climático es la causa del colapso ambiental, de la pobreza, del hambre, cuando éste es un efecto” de esos sistemas, sostuvo Ingrid Hausinger, ecofeminista, de la Fundación Heinrich Böll, organización que junto al Fondo Centroamericano de Mujeres apoya la realización de este proceso de formación.
En este taller en el que participaron 40 ecofeministas, Hausinger explicó que nos encontramos en el Antropoceno, la era ecológica marcada por la humanidad y caracterizada por la contaminación por plástico, el petróleo y la basura que vamos generando.
“La naturaleza y las mujeres son parte del ciclo del capital. Convierte a las mujeres, su cuerpo, su fuerza de trabajo y su sabiduría en bienes que pueden ser explotados por el sistema para seguir generando riquezas y acumulación”, señaló.
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Ese colapso ecológico causado por los sistemas de opresión tiene impactos diferenciados en las mujeres. Un ejemplo de esto es que durante los desastres, el 70 % de las víctimas son mujeres, indicó.
De acuerdo con la ecofeminista, es Latinoamérica una de las “zonas de sacrificio”, en la que la vida y la dignidad de las personas se ponen en juego, para la acumulación de las grandes potencias económicas del mundo, lo cual tiene a la base la explotación de los cuerpos de las mujeres.
Los proyectos extractivistas son parte de las estrategias del sistema capitalista y patriarcal que genera despojo de territorios y destrucción ambiental, aseveró Cidia Cortes, del Movimiento Ecofeminista de El Salvador. “El extractivismo se trata de saquear los bienes naturales, el agua, para las hidroeléctricas, y para la caña, saquear la tierra y envenenarla con agrotóxicos. Las empresas se llevan los bienes naturales, ocasionan desastres, desplazamiento y migración. El extractivismo no deja nada, solo destrucción y enfermedad”, puntualizó.
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Cortes puso como ejemplo la mina Cerro Blanco, en Guatemala, que causaría daños irreversibles en acuíferos subterráneos y superficiales que El Salvador comparte con ese país. “Todos los desechos van a ser trasladados por cualquier fuente de agua y el principal es el río Ostúa, que compartimos con Guatemala y que desemboca en el lago de Güija”, advirtió.
Proyectos como la mina San Sebastián, La Unión, dan cuenta de las devastadoras consecuencias de la minería metálica en el país. La especialista alertó sobre un contexto de amenaza de que se revierta la prohibición de la minería metálica en El Salvador, normativa que es el resultado de la lucha organizativa.
Frente a este panorama, Cortes afirmó que “la respuesta es el ecofeminismo”, que, entre otras cosas, propone que regresemos a nuestras raíces ancestrales, a producir nuestra propia comida, libre de agrotóxicos, y sin consumo de plástico.