Por cuatro años consecutivos El Salvador se ha visto afectado por la sequía, situación derivada por el fenómeno del niño, la cual se ha intensificado a causa del cambio climático.

Ese déficit de precipitaciones ya tiene impactos adversos en la agricultura de subsistencia. Para la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO), la sequía extrema podría provocar pérdidas de 12 millones de quintales (qq) de maíz y 125 mil de frijol, proyectándose pérdidas del 75% de la cosecha en la producción nacional.

Ante tal situación,la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) y la Red de Ambientalistas en Acción (RAA) , expresaron su preocupación por los efectos que ha producido la sequía , en los últimos meses. Además demandaron acciones concretas para contrarrestar los efectos que el fenómeno ha producido.

Una de las personas afectada por la sequía es la miembro de la RAA de San Julián Sonsonate, María Isaura Avilés, al provocar la pérdida del 60% de sus cultivos, teniendo un impacto negativo en su economía, agricultura y en la alimentación de su familia.

“Para mi comunidad es una situación impactante porque escasamente tendremos nuestros alimentos, ya que los frijolares y el maíz no pueden recuperarse. Es una situación difícil que no habíamos experimentado en otros años” dijo María 
Isaura.

Para la representante de la UNES , Carolina Amaya, el cambio climático proyecta escenarios drásticos de aumento de temperatura de hasta cinco grados Celsius. Debido a eso, demandó que el Estado genere información climática oportuna y precisa, adopción de sistemas de vigilancia y alerta temprana de la sequía; así como acciones adecuadas y precisas que combatan el fenómeno.
Por su parte, el presidente de la UNES, Mauricio Sermeño, expresó que las acciones por parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería no solo deben estar encaminadas en preservar la cosecha de maíz y frijol, puesto que, la vegetación y la fauna también sufre las consecuencias del cambio climático, ocasionando una crisis en la biodiversidad nacional.

La UNES y la RAA piden que el problema de la sequía se vea con integralidad. Además exigen que se apruebe la Ley de Aguas, la soberanía alimentaria, programa de recuperación de suelos, transición a la agricultura agroecológica, diversificación de cultivos y un abordaje integral de riesgo, esto como una estrategia que permita tratar el cambio climático como un fenómeno acelerado y prioritario.