El Día Mundial de los humedales se celebra el 2 de febrero de cada año, lo cual fue decretado en el año 1997, en el marco de la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, que se celebró el 2 de febrero de 1971 en Ramsar, Irán.

Los humedales son extensiones de tierra, que tienen la particularidad de estar inundadas de forma permanente. En esta categoría están los pantanos, turberas, marismas, arrecifes de coral, manglares, los lagos, los ríos, etc. Son ecosistemas híbridos que pueden ser de agua dulce o salada y los llamados humedales artificiales como por ejemplo los embalses, las salinas o los estanques (UNES, 2021).

Los humedales representan un elemento de vital importancia para la humanidad ya que proporcionan agua, generan alimentos, son amortiguadores naturales, son esenciales para la biodiversidad y proporcionan medios de vida. Los humedales albergan más de 100 mil especies conocidas, y representan el sustento para más de 660 millones de personas en el mundo que dependen de dichos medios de vida (RAMSAR, 2015).

En nuestro país, a 2017 se han identificado 126 humedales principales (91 continentales y 35 costero-marino), que equivalen al 6.3% del territorio nacional en la época lluviosa (MARN, 2017). Además, cuenta con 7 humedales categorizados como sitios Ramsar, siendo una fuente estratégica para la biodiversidad regional y global, así como en términos de captura de CO².

Sin embargo, desde el siglo XVIII se han perdido el 87% de los humedales, con un aumento significativo en las últimas décadas del siglo XX. En la región latinoamericana, la disminución en la extensión promedio de los humedales ha representado hasta un 59% en los periodos de 1970 a 2015 (RAMSAR, 2018). Estas cifras están asociadas a factores como las industrias extractivas (los monocultivos de caña, plátano, soja y palma africana), débil institucionalidad en la protección de los bienes naturales y el progreso sustancial del cambio climático, situando en riesgo a miles de especies y comunidades ecodependientes, y, por consiguiente, aumento los niveles de vulnerabilidad.

Nuestros humedales en el territorio salvadoreño, se encuentran en riesgo debido a la degradación del hábitat causados por prácticas agroindustriales, a su vez, impactos asociados al cambio climático están generando mayor desertificación, salinidad y estrés hídrico, debilitando los medios de vida y las condiciones ecosistémicas para la vida en dichos entornos.

Uno de los humedales estratégicos para la biodiversidad regional y la mitigación al cambio climático es el Área de Conservación Barra de Santiago – El Imposible la cual fue categorizada como Sitio Ramsar en 2014. Este ecosistema que alberga alrededor de 7 Áreas Naturales Protegidas de los municipios de San Francisco Menéndez, Jujutla, Tacuba y Acajutla, cuenta con una extensión 11, 519 hectáreas, contando con una amplia biodiversidad que va desde bosque de manglar, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos, tanto de residencia local como migratorias (MARN, 2013).

Este humedal sufre diversas amenazas asociadas a la expansión de la industria cañera, las malas prácticas de usos de aguas por sectores ganaderos en las cuencas altas y medias, la mala gestión de desechos y vertidos de industrias turísticas, así como la deforestación por parte de grupos ilícitos. Estas prácticas agudizan el aumento de la salinidad, la escasez de agua, la disponibilidad de medios de vida y la reproducción de especies tanto para el ecosistema como para las 26 mil personas que habitan las comunidades ecodependientes de los bienes naturales del sector.

Ante esta situación, en el marco de la conmemoración del día mundial de los humedales, la Mesa por la Sustentabilidad del Agua y el Medio Ambiente de Ahuachapán (MESAMA) y la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) hacemos el llamado a los titulares de responsabilidad del Estado Salvadoreño, a proteger nuestros manglares a través del establecimiento de políticas públicas y la ejecución de programas inclusivos que prioricen la restauración y regulación de las actividades económicas nocivas a dichos ecosistemas.

Nuestras peticiones concretas son:

Al Gobierno Central:

  • Al MARN: Reforzar los mecanismos de otorgamiento de permisos ambientales con el propósito de que industrias como la caña de azúcar, no generen externalidades ambientales. Es importante fiscalizar el cumplimiento de las leyes que amparan la protección de los humedales en El Salvador.
  • Al MARN: Priorizar la inversión para la restauración de los humedales desde espacios de gobernanza en los cuales los sectores ecodependientes de la población (pescadores, agricultores pequeños, juntas de agua) participen activamente en las decisiones y ejecución de dichos programas.
  • Al MAG: Evaluar con base a prioridades ambientales y comunitarias, los permisos que se otorguen para el uso del agua de los acuíferos a nivel de las cuencas que depositan sus fluviales en humedales. Fiscalizar y aplicar la ley para aquellas agroindustrias o sectores ganaderos que estén generando externalidades ante la disponibilidad de agua.
  • Al MINED: Establecer programas educativos que fomenten la protección ambiental y el involucramiento de la comunidad escolar en las acciones de protección y defensa ambiental.

A los nuevos concejos municipales:

  • Establecer en su agenda de desarrollo local la protección de los humedales y la regulación de las actividades extractivas que dañan los ecosistemas.
  • Mejorar el monitoreo desde las unidades ambientales con respecto a los abusos de sectores económicos que se lucran de los servicios ambientales generados por los humedales.
  • Respaldar los procesos de gobernanza comunitaria para el uso y protección de la biodiversidad.
  • Crear o implementar ordenanzas que favorezcan la protección ambiental.

A la nueva Asamblea Legislativa:

  • Retomar la discusión de la ley general de aguas impulsada por los movimientos sociales ecologistas, garantizando la participación de las comunidades en las estructuras de cuencas.
  • Reformar la ley de riego y avenamiento impulsando las prioridades de derecho humano al agua y sustentabilidad ambiental.
  • Aprobar una ley de cambio climático que garantice la protección de los humedales estratégicos para la captura de CO² y regulando las prácticas de industrias nocivas a estos ecosistemas.

A la población en general:

  • Organizarse en función de la protección de nuestro medio ambiente ejerciendo una ciudadanía activa con los titulares de responsabilidad con el propósito de garantizar un desarrollo sustentable desde los derechos humanos.