En el Día Mundial contra Monsanto, comunidades campesinas y organizaciones sociales y ambientalistas no gubernamentales en El Salvador expresamos nuestra profunda preocupación por el incremento descontrolado del monocultivo de caña de azúcar y su consecuente uso de agroquímicos tóxicos con lamentables afectaciones en la salud de la población.

Luis González, coordinador de incidencia de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), afirma que el uso de agroquímicos producidos por Monsanto (Bayer) intensifican daños de salud a las poblaciones, generando enfermedades crónicas como la insuficiencia renal, pero que además existen un daño colateral a los ecosistemas.

Las tasas extremadamente altas de insuficiencia renal se atribuyen especialmente al uso de estos productos. En los últimos años, miles de personas a lo largo de la costa salvadoreña han muerto por insuficiencia renal; así lo afirman líderes y lideresas de las organizaciones como CRIPDES, UCRES, ARUMES, FESPAD y UNES.

Además, según ambientalistas los agroquímicos son responsables de la intoxicación directa de 1 de cada 1,000 salvadoreñas/os (94,6 casos de intoxicación por cada 100.000 habitantes), sin considerar los altos índices de enfermedades como el cáncer, daños al sistema nervioso, al sistema hormonal y otras morbilidades también asociadas a los agroquímicos.

Adicionalmente a los daños a la salud, el uso de agroquímicos y prácticas, como el monocultivo de caña de azúcar, tienen altos costos ambientales como el deterioro del suelo, la destrucción de biodiversidad, la alteración del microclima, la contaminación del aire y el agotamiento de los suministros de agua. El ambientalista de UNES asegura que existe una escasez de agua a pesar de eso los ingenios de caña de azúcar son los que usan el agua en grandes cantidades (9,997 litros de agua y donde las empresas tienen el acceso del 339% del caudal de los afluentes de agua para riegos).

La agroindustria azucarera alega que el monocultivo de caña y la producción de azúcar es una importante fuente de trabajo para muchos salvadoreños y una de las escasas fuentes de divisas, lo que fortalece la economía salvadoreña. No obstante, tras de ello se esconden vulneraciones a derechos laborales e incumplimiento de las normas de salud y seguridad ocupacional, bajos salarios y jornadas extenuantes en condiciones precarias.

Como Unidad Ecológica Salvadoreña rechazamos las prácticas nocivas de los monocultivos y señalamos la responsabilidad de Monsanto ante la propagación de agrotóxicos que pone en riesgo la salud de la madre tierra y de todos los seres que la habitamos.