Decenas de jóvenes se reunieron este 8 de septiembre en San Francisco Menéndez, Ahuachapán, para compartir sus experiencias, participar de expresiones artísticas y reivindicar sus derechos desde la alegría.

Bailes, obra teatral, comidas, pronunciamientos, entre otros, fueron parte de este evento que reunió a juventudes defensoras de la naturaleza de Ahuachapán y Sonsonate.

Estos procesos permiten fortalecer las redes entre juventudes y las herramientas para continuar con su labor de defensa. Entre las demandas expresadas en el festival está la adhesión al Acuerdo de Escazú, herramienta sobre la cual han mantenido diálogos durante el proceso formativo sobre Derechos Humanos, el Acuerdo de Escazú, el Convenio 169 de la OIT y otros acuerdos vinculantes, para juventudes indígenas y campesinas, con enfoque ecofeminista, en el que muchas/os de ellas/os están participando.

“Estamos monitoreando el clima, hacemos monitoreo biofísico, jornadas de limpieza y reforestación, impulsamos iniciativas productivas agroecológicas. Es importante unirnos más, ya que somos jóvenes y muchas veces nos discriminan, hay que trabajar en equipo”, expresó Karen Ascencio, de la Red de Jóvenes Ambientalistas de Ahuachapán.

Congreso de juventudes

Las juventudes tejen redes para la defensa de sus derechos y la construcción de alternativas para la vida. Como parte de esos esfuerzos, jóvenes de Ahuachapán, Sonsonate y La Libertad continúan fortaleciendo las alianzas en la defensa ambiental y recientemente participaron en el Congreso de Juventudes, en el que pusieron en común sus realidades y plantearon estrategias para su fortalecimiento organizativo.

Juventudes participantes en el Congreso, junto a representantes de Oxfam, Fecoracen y UNES. Foto: Fecoracen.

Además, se hizo el lanzamiento oficial del proyecto #DefensorxsAmbientales, junto a Fecoracen y Oxfam Centroamérica, con el apoyo solidario de la Unión Europea en El Salvador. Estas iniciativas buscan contribuir al empoderamiento y protección de personas defensoras de derechos humanos, especialmente de mujeres y juventudes campesinas e indígenas en 50 comunidades de 14 municipios de El Salvador.