Desde 2017, el Movimiento Ecofeminista ha construido una red sólida de resistencia y cambio, enfrentándose a la tríada opresora del capitalismo extractivista, el patriarcado y el colonialismo. Este pronunciamiento surge como resultado de nuestro tercer encuentro, en el que participaron más de 90 mujeres defensoras del territorio-tierra y territorio-cuerpo, representando a 18 redes, organizaciones ecologistas, feministas e indígenas de El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Costa Rica y Bolivia. Durante el cual, compartimos reflexiones y fortalecimos nuestras alianzas, trenzadas desde diversas realidades y experiencias, con el objetivo común de enfrentar los desafíos que nos imponen estos sistemas de opresión.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y del Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, EFLAC, destacamos los paralelos que existen entre la violencia basada en género y la destrucción de la naturaleza. Enfatizamos la urgente necesidad de desechar no solo el patriarcado, sino también el sistema extractivista-capitalista-colonial, cuyas dinámicas nos han llevado al colapso de los sistemas naturales y humanos, y al establecimiento de culturas de violación que perpetúan la violencia sobre el territorio-cuerpo y el territorio-tierra. Estos sistemas se construyen sobre la premisa de considerar a mujeres y naturaleza como recursos que pueden ser utilizados, explotados y desechados indiscriminadamente para el sustento y funcionamiento de dichas estructuras de poder .
En el último milenio cerca del 75% de la superficie terrestre ha sido alterada por la humanidad. Antes nuestra dieta dependía de más de 300 especies de plantas esenciales, ahora son 30 las plantas con las que se alimenta el 95% de la población y solamente queda un 20% de las variedades de maíz conocidas hasta 1920. El pasado 17 de noviembre, la temperatura promedio mundial superó por primera vez el límite de 2°C sobre la época preindustrial. Un límite que la ciencia advierte tendrá impactos catastróficos e irreversibles en el planeta, los ecosistemas y los sistemas humanos.
El colapso de estos sistemas y la crisis climática es injusta en sus causas y consecuencias. Por un lado, pone una carga desigual sobre nosotras, especialmente si somos, indígenas, afrodescendientes, de la disidencia sexual o vivimos con una discapacidad y, por otro lado, profundiza la ya desigual organización social del cuidado y los patrones culturales patriarcales vulnerando una ampliagama de derechos, como, el derecho a la vida, alimentación, vivienda, salud, agua y el derecho a un ambiente sano.
Centroamérica ya está sufriendo estas afectaciones. En El Salvador, las fuertes sequías, junto a la destrucción de los ecosistemas, ha llevado al país a una fuerte crisis hídrica donde más del 25% de las familias no tienen acceso a agua potable. Paralelamente, los proyectos extractivos continúan violentando los derechos e imponiéndose en los territorios, perpetuando los sistemas de dominación y escapando a la debida diligencia.
Los Estados se vuelven parte de un sistema corrupto y devastador que continúa sumando a la concentración del capital, institucionaliza y reafirma la hegemonía patriarcal a través de la violencia contra mujeres y la naturaleza como objeto feminizado, facilita la obtención de los permisos ambientales[1] , legaliza el despojo y acaparamiento de las tierras, destruye las estructuras de protección ambiental, militariza los territorios y criminaliza a las defensoras.
Por las afectaciones que esta triada opresora genera en los territorios y para desmantelar sus bases proponemos:
- Construir una agenda feminista centrada en garantizar las condiciones sociales y ambientales para asegurar la sostenibilidad de vidas dignas y en bienestar, como base para asegurar el respeto y el avance de los derechos de las mujeres. Consideramos urgente fortalecer en las agendas de los movimientos feministas un análisis más profundo de la crisis ecológica que limita el goce y disfrute de los Derechos de nosotras y las otras.
- Desafiar la invisibilidad del trabajo de los cuidados que realizamos las mujeres, junto a la invisibilización de la explotación de la naturaleza.
- Replantear nuestra relación de superioridad por sobre las otras formas de vida para transitar del Antropo/Androcentrismo al Biocentrismo.
- La adopción de una concepción pluralista que reconozca los derechos de autonomía y libre determinación de los pueblos originarios, indígenas, afrodescendientes, a través de la exigencia de la ratificación del Convenio 169 de la OIT y el Acuerdo de Escazú.
- Centrarnos en avanzar en la exigencia a los Estados sobre cumplir su obligación de generar condiciones para la garantía de acceso a la justicia y la demanda de las medidas necesarias para eliminar prácticas violentas y la corrupción, que ejercen las empresas en complicidad con los Estados hacia los territorios y cuerpos de las mujeres, para que estas cesen y no queden en impunidad.
- Demandar al Estado el respeto a la autodeterminación de los territorios, que cumplan y asuman una postura de protección de los Derechos Humanos de las mujeres, niñas y adolescentes, reconociéndolas como sujetas de derechos, garantizandoles el respeto y protección como defensoras de Derechos Humanos, a través de la creación, promoción e implementación de mecanismos fundamentados en el principio de consulta previa, libre e informada garantizada en pactos internacionales como el Protocolo de San Salvador.
- Demandar compromisos concretos desde los Estados para garantizar la soberanía alimentaria, basada en sistemas de producción que respeten la biodiversidad y los ecosistemas, la cultura y saberes ancestrales de los pueblos que habitan los territorios.
- Exigir una transformación del sistema económico hacia economías alternativas justas que respeten la biocapacidad del planeta y que no contaminen nuestros cuerpos, ni aniquilen los territorios.
Como Ecofeministas, apostamos a la construcción de un mundo libre de violencias de género, un mundo donde las relaciones entre la naturaleza y las personas y entre las personas, sin importar género, etnia, identidades, orientaciones sexuales, clases o discapacidades, sean justas, corresponsables, equitativas y libres de violencia. Buscamos construir sociedades que dignifiquen y pongan al centro el sostén de la vida y no la acumulación de riquezas, que respeten los territorios y los cuerpos de las mujeres junto con la práctica de la espiritualidad de acuerdo a cada una de sus cosmovisiones.
Nosotras continuaremos apostando a la colectividad por sobre la individualidad y continuaremos demandando alternativas basadas en principios ecologistas, siempre con la salud de los ecosistemas y el cuidado de la vida como centro, con el fin de garantizar un futuro habitable para todas y todes.
¡DEFENDER LA NATURALEZA ES DEFENDER LA VIDA!
El Salvador, 19 de noviembre 2023
#MovimientoEcofeminista
#NiPatriarcadoNiExtractivismo
ASOCIACIÓN DE MUJERES AMBIENTALISTA DE EL SALVADOR, AMAES
ASOCIACIÓN DE PRODUCTORAS FLORES DEL CAFÉ
AMUDESCOM
ASOCIACIÓN DE MUJERES CIEGAS DE EL SALVADOR, AMUCES
ASOCIACION UNIDAD ECOLÓGICA SALVADOREÑA – UNES
ALIANZA NACIONAL CONTRA LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA
CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR
CICLA 28
COLECTIVO AMBIENTALISTA NANTAL AGUILARES
DITSÖ, COSTA RICA
ESCUELITA POR LA JUSTICIA CLIMÁTICA FEMINISTA
KAWOQ
LAS TRES PRIETAS TEATRO
MESA POR LA SUSTENTABILIDAD DE LOS TERRITORIOS DE SONSONATE-MESUTSO
MESA POR LA SUSTENTABILIDAD DEL AGUA Y EL MEDIO AMBIENTE DE AHUACHAPÁN-MESAMA
MOVIMIENTO DE MUJERES DE SANTO TOMÁS-MOMUJEST
MOVIMIENTO DE VÍCTIMAS Y AFECTADOS POR EL CAMBIO CLIMÁTICO Y CORPORACIONES-MOVIAC
MOVIMIENTO ECOFEMINISTA
NAYARIT MUJERES Y JUVENTUDES
REDIA