El primer diplomado en Ecofeminismos que se realiza en El Salvador y Centroamérica finalizó, en San Salvador, con una jornada de celebración entre las más de 40 participantes que, durante siete meses, estuvieron construyendo conocimientos de manera colectiva y reivindicando la defensa del cuerpo – territorio.

En este espacio se hizo un profundo análisis del sistema patriarcal, capitalista, extractivista y sus efectos en los cuerpos de las mujeres, de los territorios y los ecosistemas.

“La naturaleza y las mujeres son parte del ciclo del capital, el cual las convierte a ellas, a su fuerza de trabajo y sus bienes en fuerza de trabajo para ser explotados y seguir generando riquezas y acumulación”, fue uno de los planteamientos durante las jornadas.

Asimismo, se estudió el origen del ecofeminismo centrándolo en las realidades latinoamericanas, centroamericanas y salvadoreñas, para poner bajo sospecha las ideas instauradas desde Europa.

“Nosotras existíamos antes de la llegada de los españoles, antes del colonialismo. Somos nietas y bisnietas de una historia de despojo, de violación múltiple. Desde esa voz de linaje, tenemos nuestras propias luchas y horizontes. Nuestra lucha feminista es irremediablemente comunitaria y colectiva”.

También se debatió el concepto de desarrollo desde el Ecofeminismo y, desde la visita territorial, se conocieron las experiencias de mujeres defensoras de los territorios. Asimismo, sobre herramientas legales para la defensa del cuerpo – territorio. 

El trabajo de los cuidados, la defensa de derechos, la seguridad digital, la ética ecofeminista fueron otros de los debates en este caminar de resistencias.

Para celebrar las redes que se han construido desde la diversidad, se realizó una jornada de cierre de este proceso, en la que se reconoció el trabajo de las mujeres que participaron en el diplomado, se pusieron en común los desafíos del movimiento ecofeminista, y se disfrutó de un performance y el concierto de Las Musas.

El ecofeminismo es un camino de resistencias y esperanza. Desde aquí se reivindica el derecho al gozo, al placer, al cuerpo, fortalecer lazos, la creatividad.

“A pesar del horror, a pesar de la muerte, nos vamos tejiendo, organizando, vamos construyendo esa consigna tan bella de las y los zapatistas: ‘la alegre rebeldía’ que nos permite seguir existiendo de manera más amorosa en los espacios vitales, los territorios”.

Este histórico proceso de formación fue promovido por la Asociación de Mujeres Ambientalistas de El Salvador (AMAES), el Movimiento Ecofeminista de El Salvador, el Movimiento de Mujeres de Santo Tomás (Momujest), la Asociación de Mujeres Jóvenes Ameyalli, la Alianza Nacional contra la Privatización del Agua, la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), la Red de Ambientalistas Comunitarios de El Salvador (Racdes), la Red de Investigadores Ambientalistas de El Salvador (Redia), con el apoyo solidario del Fondo Centroamericano de Mujeres y la Fundación Heinrich Böll.